sábado, 23 de noviembre de 2019

Sujetes de placer

Vamos a sentarnos a hablar de sexo pero no sobre la práctica sexual habitual que trata de amor, previa y penetración, sino sobre el acto como respuesta política hacia una sociedad que nos oprime.


Hablemos de sexo como reacción hacia aquellas personas que no nos dejan ser y que les incomoda o da miedo nuestra libertad y goce. Entre ellas podemos mencionar el bondage, el cruising, el voyeurismo, estos kynkys o morbos que suelen salirse la práctica habitual y nos dejan vivir nuestra sensualidad y sexualidad. 

¿Qué pasa cuando el tener relaciones sexuales es simplemente para buscar goce? ¿Cuándo no se busca procrear o hablamos libremente sobre nuestra sexualidad? Empiezan las miradas, los comentarios, y luego los que vivimos una vida descarriada somos nosotres, por no tener gustos que mantienen la “cultura” sexual habitual de una sociedad donde sus raíces tratan de procreación y poco tacto.

La opresión que vivimos nos lleva a apartarnos del goce, del no pensar en el otro como un conjunto de igualdad. Podemos usar de ejemplo al hombre dejando de gemir, el varón necesitando mantener su masculinidad y preocupándose por su propio “placer” sin pensar en si su pareja sexual acaba. Pensemos esto como el mismo hombre es oprimido en algo tan natural y se inhibe en expresar placer a través de un gemido, en poner póker face al coger. E incluso intentando satisfacer a su compañere, buscando una aprobación o queriendo demostrar algo olvidándose de uno mismo. 

¿Qué pasa si pedimos algo que queremos? ¿Si le decimos a nuestra pareja que queremos participar en un trio? ¿Qué habría que probar un poco el Bondage

Suprimir los placeres y dejar de hablar sobre eso por el mero de hecho de que los de afuera, la sociedad hablen o nos miren mal por ser libres. Digamos que nos excita el aire libre, que el otro día estuvimos suavizando sogas para atar, o que encontraron ofertas en consoladores. Que nos gusta practicar sexo oral o que descubrieron un método para relajarse en el sexo anal. Que se grabaron con su pareja y les pareció algo muy excitante o que vieron a su compañere hacerlo con alguien más y eso los hizo disfrutar. 

Incluso debemos de ser responsables al pedir lo que uno desea que nos hagan, no creamos o asumamos que le otre sabe nuestros puntos de placer, el dónde besar o lamer. Sobre todo entender que quizás la otra persona sea del sexo “común” y no por eso este mal, lo malo es juzgar lo que a cada quien le guste. No olvidemos que el sexo es un acto que se realiza con consentimiento y que todas las prácticas que decidamos realizar dentro deben ser aceptadas por todas las partes, teniendo en cuenta los riesgos y precauciones que se deben tomar.

Recordemos que el sexo no es solo para procrear, busquemos un disfrute del acto, seamos responsable con le otre no solo para que ambas partes lleguen al orgasmo, sino al contarles sobre nuestros morbos, si estamos en una relación abierta somos responsables en el cuidado con otre. Busquemos fortalecer los vínculos amorosos o sexuales para crear una confianza y empezar a dejar de lado estos impedimentos para poder disfrutar. 

Tomemos el sexo como una respuesta política, como una herramienta para poder ser más libres sin sentir vergüenza por aquellos que nos excita y que bien empleado no hace daño a nadie: Seamos sujetes de placer.

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Glosario:

  • Kynky: Practica sexual no convencional. Mayoritariamente considerado como extraño.
  • Voyerismo: Es la práctica sexual donde se obtiene la excitación observando a alguien en alguna actividad sexual sin la participación del vouyerista.
  • Bondage: Práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona. Usando cuerdas, cintas, esposas para inmovilizar.
  • Cruising: Actividad sexual en lugares públicos.

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